lunes, 27 de julio de 2009

El santuario de la Fuencisla, Segovia.

El sábado visité una de las más bellas ciudades ibéricas. La antigua Segovia. Esta ciudad hunde sus raíces en la época celtibérica, siendo una de las seis ciudades arévacas nombradas por Plinio, aunque también se habla de su origen vacceo.
En concreto, se dice que el castro se hallaba sobre el actual Alcázar justo en el vértice que, a modo de proa, se eleva sobre el barranco entre el Clamores y el Eresma. Éste es un punto desde donde se divisa el santuario de la Fuencisla.

















He aquí donde quiero llegar, en opinión de un humilde aficionado y lego en la materia, considero que si bien el castro estaba en lo alto, el santuario propio celtíbero se encontraba, como de costumbre, fuera del poblamiento en el margen derecho del Eresma, justo donde el actual santuario de la Fuencisla.No he encontrado documentación al respecto, pero una especulación de Juan Ignacio Cuesta y mi visita del otro día me hicieron llegar a esa conclusión. Todos, o casi todos, los ritos precristianos -o más bien diríamos prerromanos en este caso- eran cultos naturalistas que divinizaban montañas, bosques, ríos, cuevas y, como no, manantiales. Aquí nos encontramos uno más, del que toma su nombre el santuario y la virgen, quedando patente en la propia raíz del vocablo.























El telurismo que desprende la orografía con la gran pared de roca, su fuente y el origen milenario de esta ciudad nos hacen sospecharlo. Quiero dejar constancia de que este santuario se encuentra además en lo que se ha venido a llamar como la zona sacra segoviana a las afueras del casco urbano, al otro lado del río Eresma, donde, entre varios templos y conventos, encontramos a muy poca distancia la que dicen iglesia templaria de la Vera Cruz.
















Iglesia de la Vera Cruz con el Alcázar al fondo

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