jueves, 27 de diciembre de 2012

Cazoletas en el Paraje de Cazuelas, Villafranca de los Caballeros

Gracias a una persona residente en Villafranca de los Caballeros, municipio manchego junto al río Gigüela, el mismo que discurre más arriba a los pies de Cabeza de Griego o, lo que es lo mismo, de Segóbriga, supimos de la existencia de este conjunto de cazoletas en el conocido como Paraje de Cazuelas. El propio topónimo ya supone un indicio de lo que alberga. Julio César Serrano, la persona de la que hablamos, otorga un origen ibero (en una zona a caballo entre celtíberos y carpetanos) al conjunto rupestre. Sin restar crédito a su conjetura, quién sabe si pudiera tener incluso un origen más lejano, anterior a la propia Edad del Hierro. Esperemos que sea estudiado en profundidad en un futuro y se vayan conociendo más datos sobre el origen de este conjunto ceremonial. Desde aquí agradecemos el trabajo divulgador realizado por amantes de la historia como Julio César Serrano.



*Fuente: Julio César Serrano Ortuno

Este lugar, en las inmediaciones del río Xigüela, presenta unas condiciones muy buenas para un establecimiento humano en la zona: terreno elevado con acceso al agua. Es fácil imaginar donde pudieron estar los muros de aquel pueblo primitivo, quizá de poca importancia.
Pistas de un posible yacimiento desconocido las componen varias cazoletas talladas en la roca del suelo. Además en concreto una de las "estructuras" parece un altar ceremonial ibero. Se trata de una roca en la que aparecen talladas varias cazoletas rectangulares y una compleja red de canales que las unen. Aunque existen otras cazoletas talladas en rocas cercanas en el terreno, esta plataforma -por la agrupación de ellas- muestra una intención clara. Curiosamente todas las cazoletas parecen estar alineadas en la misma dirección. 
Tras varias inspecciones del terreno, no hemos podido encontrar restos de cerámica ni vestigio alguno aparte de estas extrañas tallas. Pero teniendo en cuenta que el cerro en el que se haya ha sido explotado para el cultivo, no es de extrañar que tras muchas generaciones, el arado haya acabado con todo otro resto de este posible asentamiento humano de época preromana (al menos). En varias zonas hay montones de piedras, algunas de ellas de buen tamaño que presentaron en su día obstáculos al cultivo y han sido con el tiempo removidas de su lugar de origen. La zona del presunto altar ceremonial se conserva por estar compuesta de roca viva y no servir para la agricultura.

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