martes, 3 de junio de 2014

La Cueva del Latero y Los Columbarios, Mérida

Hace escasos días, en un famoso programa radiofónico, hablaron de la famosa necrópolis romana de Los Columbarios, que se encontraba ubicada, en tiempos de romanos, extramuros de la ciudad, hacia la parte suroriental, muy cerca de la calzada que unía Augusta Emerita con Corduba. En este conjunto de tumbas, semisubterráneos, de Los Columbarios destacan sendos edificios que pertenecieron a las familias de los Voconios y de los Julios, pero nos queremos detener en lo que han llamado la Cueva del Latero o Bodegones del Latero, dos construcciones con arcosolios o tumbas abovedadas donde se depositaban las urnas cinerarias o sarcófagos. La denominación de Latero proviene de la ocupación de ambas tumbas, como vivienda, a mediados del siglo XX, por una familia de hojalateros que las habitaron hasta la década de los setenta. Resulta curioso como una construcción funeraria del siglo I d. C., casi veinte siglos después, fue usada como vivienda. Rescatamos material fotográfico de una visita de hace dos años a Mérida, además del texto explicativo que acompaña a estas tumbas in situ, y despedimos la entrada con una cita de Séneca que dice: aquél que tú crees que ha muerto, no ha hecho más que adelantarse en el camino.

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*Fuente: cartel explicativo junto a los Bodegones del Latero de Los Columbarios

Estos restos arqueológicos corresponden a dos edificios funerarios romanos, en excelente estado de conservación. Testimonian en esta zona una importante área de enterramientos situada fuera de las murallas de la ciudad, en las proximidades de una de sus puertas principales y muy cerca de la vía que comunicaba Avgvsta Emerita con Cordvba. Ambos edificios, construidos con piedra menuda y cal, son semisubterráneos y se cubren con bóvedas de cañón. A través de una pequeña puerta se accede al interior bajando unas escaleras que salvan el desnivel existente con el exterior. El suelo se pavimentó con un compuesto impermeable y en los muros laterales, enlucidos con cal, se dispusieron arcosolios para ubicar los sarcófagos. El uso funerario de esta zona, se encuentra documentado desde el siglo I d. C., aunque la tipología de estas dos construcciones -sobre todo por estar dotados de arcosolios- se generaliza en el siglo IV.
En consonancia con el fenómeno del chabolismo que fue frecuente en Mérida a medidados del siglo XX, la denominación "Bodegones del Latero" recoge la identificación popular con la que se conocieron estas habitaciones, debido al uso doméstico que tuvieron al ser ocupados, como vivienda, por un hojalatero y su familia hasta la década de los años 70.

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