jueves, 5 de febrero de 2015

El Almez del Valle, Toledo

Hace tiempo que no traemos un árbol singular a esta página y hoy tocaba. Nos acercamos a un enclave que ya visitamos en su momento para hablar, en aquella ocasión, de la Peña del Rey Moro, en Toledo, y plantear una hipótesis que conectaba a esta piedra caballera con la Ermita del Valle. Pues bien, junto a esta ermita existe un almez con unos cuantos siglos, que suponemos no ha tenido la función de ser árbol de concejo, por ejemplo, como otros muchos que hemos traído, ni nada por el estilo, pero que con los años que va atesorando, además de encontrarse, principalmente, en un lugar sacralizado desde, seguro, bien antiguo, pues nuestra especulación nos llevaba más allá del templo cristiano, le están convirtiendo en todo un tótem toledano, como bien lo califica el autor del magnífico blog del que hemos extraído las siguientes líneas. Todo ello a pesar, de como también dice el autor, pasar bastante desapercibido, por estar escondido tras la ermita y por ser eclipsado por la estampa toledana; no obstante, desde esta zona, en los alrededores de la Ermita del Valle, se contemplan las vistas más espectaculares de la propia ciudad de Toledo.
Vaya desde aquí, por tanto, una vez más nuestra admiración por los árboles, como ya se veneraban en tiempos lejanos, y no tan lejanos, algo muy olvidado, tristemente, en los tiempos contemporáneos.

Foto de 1863 donde aparece el almez. Colección Luis Alba.

*Fuente: toledoolvidado.blogspot.com

Alguna vez me he preguntado si la reencarnación existe, y si se podrán tener vidas "no humanas". La mayoría de las veces que me lo he preguntado ha sido junto a uno de los seres vivos que más envidio. Os hablo del enorme almez que se yergue junto a la Ermita del Valle y que lleva siglos contemplando una de las mejores vistas de Toledo. El almez (Celtis australis L.) es mi árbol preferido, mi árbol totémico. Encarna todo lo que quisiera ser: es adaptable y rústico (sus exigencias hídricas y edáficas son mínimas), resistente (soporta grandes heladas, veranos calurosos y fuertes sequías), flexible (su madera nunca quiebra) pero fuerte (se usaba para fabricar horcas y aperos, así como instrumentos como el rabel especialmente en Toledo), sin enfermedades ni parásitos de importancia que se le conozcan, de crecimiento más bien lento (sabe disfrutar de la vida sin prisa), longevo (hasta 600 u 800 años), generoso (sus frutos son comestibles y favorecen la presencia abundante de aves en su entorno), de hoja caduca (sabe que al menos una vez al año toca descansar), de porte elegante y sobrio, no requiere podas porque sus ramas no mueren, quiebran ni envejecen y es además fecundo (sus semillas germinan con gran facilidad). Es un árbol que abunda en Toledo y en los cerros que la circundan, siendo fácil verle crecer entre las rocas del Valle en lugares inverosímiles. Uno de ellos, el mejor sin duda y progenitor a buen seguro de muchos de sus congéneres es el almez del que os hablaba antes. Situado en la puerta de lo que hoy es el Restaurante "La Ermita", tiene a Toledo enfrente desde hace varios siglos (yo le calculo no menos de 200 años), y por ello siempre le digo a mi padre que él solo merece una segunda edición de su libro "De árboles en Toledo" ya que en la primera inexplicablemente no fue mencionado. Tampoco aparece en el más reciente libro de Enrique García Gómez "Plantas singulares de la ciudad de Toledo". Supongo que su emplazamiento algo oculto tras la ermita y siempre empequeñecido por la estampa de Toledo le hace pasar desapercibido.


4 comentarios:

  1. La ciudad de Castellón tiene como patrona a la Verge del Lledó, en castellano Vigen del Lidón. En muchos sitios el almez es conocido como lidón o ledón. Parece ser que la Virgen castellonense se apareció a un labrador entre unos lidónes, lo cual hace intuir el significado místico de este árbol.
    Un saludo.

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    1. Hola Miguel. Gracias por tu información, la acabo de ver más de dos años después, con lo que te pido disculpas por la tardanza, además de contestarte ahora. Precisamente ha dado la casualidad de que esta misma semana me has comentado la leyenda del gigante fundador de Castellón y ahora me encuentro con esta otra información alrededor de la misma ciudad. Curiosas sincronicidades.
      Gracias una vez más.
      ¡Salud!

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    2. Vaya, si es casualidad. A veces el destino tiene caprichos muy curiosos.
      ¡Salud!

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    3. Por cierto, aprovecho para rectificar mi primer comentario. En valenciano, la forma correcta es decir Mare de Deu del Lledó.

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