jueves, 23 de marzo de 2017

Ara romana del Barriu d'Abaju, Nuñomoral

Son ya tantas las entradas que hemos dedicado a evidencias o enclaves de Las Hurdes, que bien merecería un blog específico para este rincón ibérico; aunque será mejor dejar esa tarea a los grandes conocedores de esta comarca. Hoy queremos hacer mención de un ara romano hallado, hace años, en el conocido como Barrio de Abajo -Barriu d'Abaju en el dialecto asturleonés de la zona, hoy en día casi extinguido-, de la población de Nuñomoral, cabeza del concejo del mismo nombre y ribereño del río Hurdano. En este ara de pizarra, aparecido en la casa de un tal Alejo, existe una inscripción en alfabeto latino en la que se cita a la población vetona de Lancia Oppidana, de la cual no se conoce, a día de hoy, su ubicación, aunque se especula que pudo estar entre Sierra de Gata y el territorio portugués colindante con esta última comarca, vecina, a su vez, de la hurdana.

Foto: Hispania Epigraphica

Según le informó a Félix Barroso -el gran estudioso hurdano- Gregorio Martín Domínguez, antiguo sacristán de la iglesia parroquial de Nuñomoral, la primera iglesia de la población podría haber estado en el Barrio de Abajo, muy cerca, seguramente, de donde se halló la lápida o ara, con lo que se podría haber dado la circunstancia de que dicho templo cristiano, como ocurre en tantos casos, hubiera cristianizado, en su momento, un antiguo santuario pagano o precristiano; pero esto es ya meterse en cuestiones de difícil respuesta en este momento.


miércoles, 22 de marzo de 2017

El Ídolo de la Fertilidad, Almargen

En el municipio del Almargen, en la comarca malagueña del Guadalteba, se halló, hace décadas, un ídolo en mármol blanco que se ha venido a calificar como el Ídolo de la Fertilidad de Almargen, pues representa a un falo, con el glande en un extremo y en el otro lo que se ha interpretado como un rostro femenino, con un abultamiento en la parte central del ídolo que indicaría que ésta se encuentra embarazada. La pieza, de medio metro de longitud, está datada hace 5000 años, perteneciendo, por tanto, a la Edad del Bronce. Por su forma, como decimos, nos parece bastante acertado el calificativo que ha recibido, pues parece representar, efectivamente, la fertilidad. Una fertilidad o fecundidad que, seguramente, no sólo era empleada para promover, en su momento, o utilizar como objeto mágico buscando el embarazo de las mujeres o de los animales, sino, también, o sobre todo, la fertilidad de los campos. Así se intuye, por la forma en la que algunos de estos falos han sido hallados, que se hincaban en la tierra que se pretendía que fuera fértil o fecunda durante una cosecha determinada, hincando o deshincando el ídolo en distintas tierras y no quedando, por lo visto, de manera permanente en ninguna de ellas, hasta que, en algún momento, podrían haberse perdido o haber sido abandonados por distintos avatares de la Historia.

Foto: diariosur.es

Pero lo curioso de este objeto es que, tras milenios de olvido del mismo, al no conocerse su existencia, con su hallazgo, en el pasado siglo XX, ha recobrado la magia que se le pudo haber otorgado en su momento, y son miles las mujeres, de toda la región, de todo el país e incluso del extranjero que visitan el museo arqueológico de la localidad para tocar la pieza que, según la nueva tradición generada a partir de esta representación, da la fertilidad a las féminas que no son capaces, con anterioridad, de quedarse embarazadas. El museo de la localidad tiene otras atractivas piezas halladas en el municipio, muchas de ellas de época tartésica, pero son pocos los visitantes que se detienen en ellas, pues la mayoría, parejas que buscan tener descendencia, únicamente tienen como propósito tocar este ídolo que, según muchos, dicen producir el efecto deseado. Sea o no cierto, ¡que se lo pregunten al alcalde!, como se suele decir, pues, tras ser descubierta por un vecino de la localidad que la usó como tope para puertas de su vivienda, posteriormente se la entregó a un antiguo regidor, el cual la empleó de pisapapeles un tiempo, quedándose su mujer embarazada año tras año, según se cuenta, hecho que fue identificado con la permanencia del objeto en la casa, además de otros menesteres que también se darían, claro está. Posteriormente se puso en valor por un arqueólogo que la contempló y, a partir de ahí, pasó a formar parte del patrimonio del pueblo en el que se halló y en el que, como debe ser, permanece.
Para terminar, como curiosidad, y haciendo gala de la riqueza arqueológica del municipio, se puede observar, más abajo de estas líneas, que el escudo de la localidad representa, en su mitad derecha, una de las estelas funerarias conocidas como "de guerrero", que no es otra cosa que la representación de una de dicha tipología aparecida en Almargen.


lunes, 6 de marzo de 2017

Los Negritos de San Blas, Montehermoso

Gracias a Placentino, amigo del blog, a quien damos las gracias por toda la información que nos aporta, hemos conocido una interesante celebración invernal, como es la de Los Negritos de San Blas, ritual celebrado en honor a este santo que, junto a la Virgen de la Candelaria o a Santa Brígida, cristianiza los festejos de mitad de invierno o del antiguo Imbolc en el ámbito céltico, época, además, que dejamos atrás hace poco más de un mes. Nos encontramos, en concreto, en Montehermoso, una población de la comarca de Valle del Alagón en la que todos los 2 y 3 de febrero se celebra la fiesta de Los Negritos. Como ocurre con muchas de estas fiestas, se las suele buscar no muy lejanos orígenes a través de distintas leyendas que son las que se suelen encontrar circulando por la red en distintas informaciones, pero que, a nuestro modo de ver, están bastante lejos del que creemos es su verdadero génesis. Así podemos decir que encontramos similitudes entre este festejo y otros de este periodo estacional en el que aún nos encontramos, los cuales pasamos a relatar.

Los Negritos y el baile de las cintas (año 2008) - Foto: Wikipedia 

Como ocurre en la casi práctica totalidad de mascaradas invernales o, al menos, en un buen número de ellas, nos encontramos con personajes que representan a las tinieblas invernales o a la oscuridad que poco se va dejando atrás mientras los días siguen creciendo, que serían Los Negritos en el festejo que nos ocupa, y personajes con alegres colores que estarían representando el esplendor de la primavera que poco a poco se va acercando en esa cíclica y "eterna" lucha año tras año, que en este caso sería el personaje conocido como el Palotero. El rostro de este último, como el de Los Negritos, también se encuentra tiznado de corcho quemado, incluso los propios Negritos, entre su indumentaria, llevan pañuelos de colores, con lo que podríamos interpretar que se produce una simbiosis o reconciliación entre lo que representan unos y otro. La fiesta es mucho más rica en distintos matices -como las variadas danzas que se practican-, en los que no vamos a entrar en profundidad, pues, no es función de este blog hacer extensas fichas, y porque, además, lo que nos ha interesado mayormente ha sido identificar algunos de esos puntos comunes que pueden percibirse en estos festejos invernales.


 
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